Desde hace una década me apasiona estudiar el liderazgo y puedo asegurar que los líderes son personas muy movilizadoras, personas que despiertan el entusiasmo y alientan lo mejor que hay a su alrededor.
El líder planifica sus ideas en busca del «poder», pero sobre todo sabe manejar sus emociones.
El gran Daniel Goleman ya lo estudió mucho mejor que cualquiera de nosotros:
“Si un líder carece de la capacidad de encauzar adecuadamente las emociones, nada de lo que haga funcionará como es debido”
Los “líderes” que desean el poder deben saber que no vale de nada instigar el antagonismo y la hostilidad del grupo,
al contrario, para ganar es necesario encauzar el discurso hacia el optimismo y la superación de la adversidad, dos actitudes bien distintas que ponen claramente de relieve una dimensión oculta,
aunque fundamental, del liderazgo:
el gran impacto emocional que provocan las palabras y las acciones del líder.
¡Por favor amigos peruanos coméntenselo a su candidato favorito!
Está comprobado que los buenos líderes comprenden y gestionan sus emociones y las emociones de los demás.
Imperdible esta sesión de dinámicas lúdicas: 1O RASGOS DEL LÍDER AUTÉNTICO ¿Qué necesito para ser un LÍDER?
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El rasgo distintivo de los mejores líderes reside, en su comprensión del extraordinario papel que desempeñan las emociones en el entorno laboral, por ejemplo, no solo en cuestiones como el rendimiento o saber conservar a los trabajadores más sobresalientes, sino también en variables tan intangibles como la motivación o el compromiso.
En la política pasa exactamente lo mismo porque el líder es —y siempre ha sido, en todo momento y lugar— la persona a quien los demás recurren en busca de la convicción y claridad necesaria para hacer frente a una amenaza, superar un reto o llevar a cabo una determinada tarea. En este sentido, el líder es la persona que mejor sabe encauzar las emociones de un determinado grupo.
Por eso el líder para tener resultados debe intentar en cada intervención suya en público dispersar las emociones tóxicas
y canalizarlas hacia una dirección positiva.
En resumen, el líder de un grupo humano es la persona más capaz de influir en las emociones de los demás.
Cuando las emociones se orientan en una dirección positiva como el entusiasmo, por ejemplo, el funcionamiento del grupo puede alcanzar cotas muy elevadas mientras que cuando,
por el contrario, se inclina en la dirección del resentimiento o la ansiedad, encaminará al grupo hacia su desintegración.
Quiero resaltar otra dimensión esencial del liderazgo, la empatía.
Cuando los líderes encauzan las emociones en una dirección positiva (algo que no veo en los candidatos actuales en Perú) movilizan lo mejor de las personas y provocan un efecto al que llamamos resonancia.
Cuando, por el contrario, lo hacen en una dirección negativa, generan una disonancia que socava los cimientos emocionales en los que se asienta todo posible desarrollo.
Y se refleja en la frustración de las personas y en una ansiedad generalizada.
Por eso la necesidad de formar líderes con la competencia de esta dimensión emocional pues es la que determina,
en gran medida, que una organización florezca o, por el contrario, se marchite.
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En la actualidad nos encontramos en muchas partes del mundo frente a un liderazgo disonante,
un tipo de liderazgo que se halla tan desconectado de los sentimientos del grupo que moviliza sus emociones negativas y lo sume en una espiral descendente que comienza en la frustración y termina abocando en el resentimiento, el rencor y la rabia.
Por favor queridos lectores díganselo a sus líderes en la casa, la empresa o la sociedad. ¡Cubanos. díganle a sus dirigentes¡
Cuando el líder no sabe empatizar ni interpretar adecuadamente las emociones ajenas genera disonancia y transmite innecesariamente mensajes perturbadores, en cuyo caso la atención del grupo se desvía de su misión y se centra en el malestar colectivo.
Por eso el indicador más claro del impacto emocional y comercial provocado por el liderazgo disonante en el entorno laboral reside en el alto grado de malestar de los empleados
y en la disminución de su rendimiento.
Por el contrario, el liderazgo resonante, según Goleman es un tipo de liderazgo que sintoniza con los sentimientos de las personas.
Ninguna criatura puede volar con una sola ala. El liderazgo ejemplar requiere de la adecuada combinación entre el corazón y la cabeza,
entre el sentimiento y el pensamiento. Esas son las dos alas que permiten volar a un líder.
Me pregunto ¿Cuántas alas tienen los líderes de hoy? Analicemos: el líder debe:
- Comprender los detalles concretos de los retos y tareas que deben afrontar.
Esto se llama pensamiento analítico y claridad conceptual.
Si no tiene esas habilidades no se puede acercar ni siquiera a las puertas del liderazgo.
A pesar de ello, sin embargo, la capacidad intelectual, por sí sola, no hace al líder.
Por favor amigos díganle a los que quieren ser líderes que la principal misión de un líder es la de motivar, guiar, inspirar, escuchar, persuadir.
Entendamos que primero que ser intelectual e inteligente emocional si quieres ser un líder, lee lo que dijo Albert Einstein:
«No debemos acabar convirtiendo al intelecto en un dios. Es evidente que su musculatura es muy poderosa, pero carece de personalidad.
Y es que su función no es tanto la de dirigir como la de servir».
Inteligencia intelectual y emocional para SERVIR.
Compilación y Recreación: Mg. Eglis Gaínza.