Mg. Eglis Gaínza
En una controversia ¿Dónde quieres situarte? ¿Quieres estar de esta parte o de otra? O prefieres estar fuera de ella.
Simplemente es una cuestión de sinceridad, pero además demostrar tu posición con argumentos.
Indicar cuál es tu postura no significa que vayas a defenderla con argumentos “primitivos” sino con un intento genuino de comprender el otro punto de vista.
Indicar en qué punto se encuentra en ese momento no significa que sea allí donde quiere seguir, simplemente indica el punto de partida para el debate,
el problema es cuando no existe un debate alturado o cuando solo una posición piensa tener el monopolio de la “razón”
Hay preguntas muy difíciles que cada parte tendrá que plantearse con sinceridad en una discusión o conversación:
¿Quiero realmente cambiar mis ideas sobre este asunto? Para no perder el tiempo se requiere una respuesta sincera.
Existe un miedo natural a cambiar de idea, hay el temor a ser engañado por recibir falsa información, estos son miedos naturales.
Al mismo tiempo cuando fuiste educado en la apertura mental y en el respeto a la pluralidad de ideas,
sientes la necesidad genuina de ser capaz de escuchar y cambiar de opinión si es necesario.
Sobre el poder de escuchar puedes ver el video en nuestro canal de YouTube en el siguiente link – http://8 COMPORTAMIENTOS para que DOMINES el ARTE de ESCUCHAR. Por: Eglis Gaínza
Nadie puede obligarte a adoptar una postura. Eso ha de ser tu elección. Puedes estar de acuerdo con una idea, hasta cierto punto, según las circunstancias.
Lo que sí es una aberración intelectual es pensar que el mundo evoluciona y el pensamiento no cambia.
Las emociones y los sentimientos son una parte muy importante del pensamiento, si piensas que una posición es la correcta hay involucradas emociones que van más allá de la razón.
Por lo tanto, las emociones y los sentimientos fuertes pueden limitar la percepción y de esta manera solo ver lo que encaja con nuestros sentimientos.
Incluso las elecciones aparentemente lógicas al final pueden depender de los sentimientos, hay muchos sentimientos sutiles implicados que te resistes a renunciar.
En una discusión seria, sobre Cuba, por ejemplo, antes de expresar tus sentimientos primero: debes escuchar y preguntar para formular argumentos que realmente valgan la pena.
Hay otro fenómeno que explica muy bien el profesor Edward de Bono en su libro:
Un sombrero para su mente que es el de “percepción selectiva” plantea que nuestra percepción es bastante objetiva y suele ser selectiva.
Por ejemplo, si buscas naranjas en un supermercado, los ojos se fijarán en las naranjas. Si estás buscando cereales para el desayuno, los ojos se fijarán en los cereales.
Atención: Lo mismo sucede con las emociones y los sentimientos nos dicen que es importante o no. Nuestros sentimientos actúan de filtro para ver solo aquello que nos “dejan ver”.
El peligro principal con los sentimientos y las emociones fuertes es que controlan nuestra percepción
y cuando la percepción es controlada de esta manera ya no podemos ver con claridad.
Por eso una chica enamorada no percibe el peligro de tener una relación con un hombre sin valores.
O un opinólogo seleccionará los argumentos que apoyan la teoría preconcebida en sus percepciones, aunque estén equivocadas y las defenderá como verdad absoluta.
No hay dudas que necesitamos de los sentimientos sino fuéramos como robots y eso no sería demasiado divertido,
pero si estos son demasiados fuertes, como cuando pasa al discutir sobre política, deporte o religión esas emociones desbordadas, limitan y no son nada agradables.
Al igual que un cochero aprende a controlar los caballos de un carruaje nosotros tenemos que aprender a manejar los sentimientos para que podamos disfrutar de ellos,
sin dejarnos arrastrar por su intensidad. Si todos los caballos se desbocan, el carruaje pronto queda destrozado.