Mg. Eglis Gaínza
La Función de un verdadero periodista es guiar y explicar para mantener la paz, la prensa no debe ser mero vehículo de noticias, ni responder a intereses personales para alimentar su ego o fama, mucho menos el desahogo de la exuberante imaginación de frustraciones individuales.
La libertad de expresión debe ser vinculada a la honradez, estoy de acuerdo que debe ser un derecho de toda persona a pensar y hablar, pero sin hipocresías, ni apoyando el sensacionalismo, sino la cultura y el bien de todos.
El comunicador debe por supuesto, criticar, pero ver la crítica como el ejercicio del criterio, criticar no es morder, ni combatir, no es clavar los puñales de la palabra, sino, es señalar o corregir con noble intento y criterios alturados, hay periodistas que han convertido su set de televisión o columnas en campos de batalla, creando odio, incitando al disturbio, destilando veneno, faltando el respeto a las personas y al público o generando violencia y esta nunca ha traído efectos positivos.
La paz debe ser y es la eterna búsqueda moral de la humanidad, y claro, del Medio de comunicación, donde siempre debe existir un espacio para la conversación y el amor al prójimo. Suena muy utópico, pero todos los hombres y mujeres no importa su condición y más las figuras públicas debemos examinar los conflictos sin irritarnos ni destilar a nuestro antojo juicios apasionados.
Ya lo decía el gran periodista y escritor José Martí: “la prensa debe ser examen y censura, nunca odio, ni ira que no dejen espacio a la libre emisión de las ideas. Nunca se acepta lo que viene en forma de imposición injuriosa; se acepta el razonado consejo”
En los Medios de comunicación deberían estar los buenos profesionales que esgriman acertadamente sus criterios y ojo, estos no han de ser para el exterminio de los hombres, sino para el triunfo necesario sobre los que se oponen a su libertad y progreso, ver la libertad plena como derecho fundamental, no como libertinaje de opinión.
En la mayoría de la Prensa hoy tenemos comunicadores que dicen lo que a ellos les conviene o a sus dueños y dejan de decir lo que realmente sucede, prestando más atención a lo inútil, con programas sin sentido y haciendo rating con los apetitos del bien personal de algunos y olvidándose del bien público.
El periodista debe ser un catedrático para explicar, filosofo para mejorar, debe ser elegante, oportuno, valiente, no debe tener mancha para que lo asista la moral.
¿Acaso están en peligro de extinción como las especies de la naturaleza los hombres de sereno pensamiento y buenos principios en los Medios? ¿O la lengua áspera y faltosa con agitada verborrea se apoderó de todo el espectro?… Espero que el periodismo magno no esté condenado a desaparecer.
Necesitamos más hombres y mujeres -con mandril o sin mandril- en la radio que enseñen y deleiten, en los periódicos y revistas que ilustren por su profundidad y originalidad, en la tv que sirvan con honestidad e intelectualidad amplia. Para contrarrestar de alguna manera la sociabilidad sin regulación del internet donde lo superfluo y banal se impone y afectan los principios globales. O como decía el profesor Humberto Eco: “frenar la invasión de los necios” pero, ¿Qué hacemos si esos idiotas – salvo excepciones – están en los Medios de comunicación y esa posición les hace creer que tienen la verdad?
No quiero respuestas, sino reflexiones para comprender mejor que debemos cambiar como personas y sociedad.